Baleares

Así quiero morir: motivos para hacerse un testamento vital

Un familiar sostiene la mano de un ser querido en un centro hospitalario. A. HEREDIA

Las últimas voluntades anticipadas alcanza su cifra récord con 1.119, un 20% más que en 2016

Crece el deseo de las personas de dejar por escrito cómo queremos morir. Nadie sabe cuándo ni cómo pero podemos decidir ciertos aspectos, como por ejemplo que nos desconecten de una máquina cuando ya no haya nada que hacer o donar nuestros órganos para la ciencia o para un enfermo que los necesite. Es lo que llaman últimas voluntades anticipadas o lo que se conoce también como testamento vital, «aunque este último término no es del todo correcto», matiza la doctora Isabel Borrás, quien dirige uno de estos registros, concretamente el que está ubicado en la calle Jesús de Palma.

Un total de 1.119 personas dejaron hechas sus últimas voluntades anticipadas, un 20,45% más que el año anterior cuando se registraron 929. «Es la cifra más alta desde que hay registros en Baleares, desde 2008, cuando se publicó el decreto que desarrolla la ley de muerte digna», detalla Borrás, quien lamenta que se trata de una figura bastante desconocida entre la población. Las últimas voluntades anticipadas es un documento dirigido a los médicos, hospitales, centros de salud y dispensarios y a todos los organismos que tengan en su mano el cumplimiento de nuestras voluntades, mediante el cual el ciudadano anticipa sus voluntades al momento en el que como paciente no pueda expresarlas por su estado de salud.

«No se puede decir que es un testamento vital porque no se abre después de morir sino antes. Y tampoco es un testamento en sí porque no habla de herencia, dinero y esas cosas... Es más bien una forma de programar nuestros últimos días de vida y asegurarse de que se cumple en caso de no poder pedirlo por estar ya muy enfermo», señala Borrás, que destaca el incremento que está experimentando en los últimos años.

El desconocimiento y la buena de voluntad de las personas hace que todavía no esté muy extendido, aunque cada vez aumenta el número de usuarios. «Y es que las personas siguen fiándose de que sus familiares respeten sus últimas voluntades y suelen dejar dicho de forma oral a sus seres queridos cómo quieren morir».

La normativa establece que cualquier persona mayor de edad y con plena capacidad de obrar tiene derecho a otorgar por escrito la declaración de voluntades anticipadas. Esta norma se modificó en Baleares en 2015 para bajar la edad y desde entonces los niños de 16 años pueden acceder también a esta figura legal, explica Borrás, que destaca a Baleares como la segunda Comunidad Autónoma donde más menores de edad (entre 16 y 18 años) han utilizado esta figura legal. Cataluña registró a 44, Baleares 5, la Comunidad Valenciana 4, Andalucía 2, Canarias 2 y Navarra 1, según los datos del RNIP de octubre de 2017.

En las islas hay cinco oficinas: tres en Mallorca (Palma, Inca y Manacor), cuatro en Menorca (en todos los centros de salud) y otro en Ibiza (en la conselleria de Salud). «La gente viene y registra sus últimas voluntades porque no todos se fían de que sus familiares vayan a respetar estos últimos deseos», cuenta Borrás, que después se encarga de mandar este documento a los hospitales y centros de salud para que lo tengan en cuenta, si procede. «El médico mirará en el ordenador las últimas voluntades anticipadas en el caso de que el otorgante se encuentre en una situación que le impida expresar personalmente su voluntad».

«Hay gente que tiene muy claro que desea morir sin soporte vital y que no se haga un uso médico desproporcionado. Con los avances en Medicina es posible mantener con vida, conectado a una máquina, casi todo el tiempo que se quiera en coma inducido. Hubo casos como los de Franco, que dejó patente un encarnizamiento terapéutico y fue un ejemplo de lo que no se tenía que hacer. Ha habido casos muy graves que han acabado en los tribunales en otros países y de este modo se pretende evitar estas situaciones», indica Borrás.

Pero la declaración de voluntades anticipadas no sólo vela por los objetivos vitales y los valores personales, también tiene en cuenta nuestras opciones respecto de tratamientos y terapias experimentales o sobre el destino de nuestros órganos, nuestra decisión respecto de la incineración, inhumación u otros destinos del cuerpo después de la defunción, así como faculta a nombrar un representante que sea nuestro interlocutor para llevar a término las voluntades incluidas en el documento que otorgamos, «todo ello en aras de nuestros derechos como ciudadanos y pacientes».

¿Cuál es el perfil de usuario más común? Las mujeres de más de 60 años. De las 1.119 personas que hicieron sus últimas voluntades anticipadas este año, el 65% eran mujeres: 722 frente a 397 hombres. De ellas, 691 eran de Mallorca; 182 de Menorca; 34 de Ibiza, y una de Formentera. La Conselleria de Salud estudia poner una oficina en la pitiusa pequeña a partir del próximo año.