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Juan Manuel Sánchez, psicólogo del Equipo de Atención Psicosicial de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Los Montalvos. LAYA
El 87 por ciento de los ciudadanos se muestra a favor de la eutanasia

El 87 por ciento de los ciudadanos se muestra a favor de la eutanasia

La legalización de la 'buena muerte' sigue siendo el centro de debate de defensores y detractores

rosa maría garcía / word

Domingo, 24 de noviembre 2019, 11:32

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El 87 por ciento de la población cree que un enfermo incurable tiene derecho a que los médicos le proporcionen algún producto para poner a su vida sin dolor. En otras palabras, la mayoría de la población es partidaria de la eutanasia o la buena muerte. Así lo refleja la encuesta de Metroscopia del pasado mes de abril, que recoge, además, que están a favor el 59% de los que se definen como católicos practicantes; el 97% de los potenciales votantes de Unidas Podemos, el 93% del PSOE, el 91% de Cs, el 73% de Vox y el 65% del PP. Pero una cosa es lo que opina la ciudadanía, otra lo que dicen distintos colectivos y otra las leyes. La eutanasia es ilegal en España y está penalizada por el Código Penal, y en torno a esta cuestión siempre ha existido un gran debate entre sus defensores y sus detractores. Sin embargo, cada vez es mayor el número de personas que quieren morir de una forma digna y sin sufrimiento; y cada vez está más cerca que el Parlamento español legalice la eutanasia.

«Será una situación como pasó con el aborto, con el divorcio o con el matrimonio homosexual... son leyes que establecerán nuevos derechos y que todos los países avanzados los vamos a tener. Lo único que nos preocupa es que cuanto más tarde esta ley, más gente está sufriendo situaciones que no querría sufrir», afirma Isabel Alonso Dávila, presidenta de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) de Cataluña.

Alonso, que impartió esta semana en una conferencia en Salamanca sobre la eutanasia, insistió en que «hay gente que, precisamente por no tener la ley, se ve obligada a tomar decisiones fuera de la ley», refiriéndose a casos como el de Ramón Sampedro, María José Carrasco o Inmaculada Echevarría, que «nos han hecho decidir, cómo sociedad, si esta persona tiene derecho a tener la muerte como ella quiere o si la tenemos que obligar por una serie de principios morales que no todos compartimos».

En este sentido, recuerda el histórico de las encuestas realizadas. El CIS preguntó sobre este asunto por primera vez en 1994, «y ya era mayoritario», con un 52%; desde entonces, en todas las encuestas realizadas ha ido aumentando el apoyo ciudadano. También entre los profesionales sanitarios, asegura, y pone el ejemplo de la que realizó el Colegio de Médicos de Vizcaya, con un 84% a favor legalización, o la del Colegio de Enfermería de La Rioja, con un 90%.

El debate que vemos en torno a la eutanasia «da a veces da la sensación de que se está al 50-50», pero las encuestas dice lo contrario y el apoyo a la legalización es cada vez mayor, algo que puede deberse «a partir de las reflexiones de muertes cercanas, que la gente ha vivido», y que considera que «alargar unos días de sufrimiento es morir de una manera horrorosa, es un final trágico».

Pero «hay una parte de la sociedad muy pequeña que está en contra y que quiere imponer por ley al resto de la sociedad sus principios morales», afirma. «Evidentemente las personas que por sus creencias no quieran eutanasia, están en todo su derecho. Un derecho no es una obligación, una ley de eutanasia permitirá a las personas que, en el uso de su libertad y autonomía, quieran o necesiten morir de esa forma».

En cuanto al debate parlamentario, Alonso explica que se ha planteado 15 veces en el Congreso. Actualmente, el punto cinco del acuerdo de Gobierno entre PSOE y Unidad Podemos habla de legalización de eutanasia, por lo que tiene muchas posibilidades de que se desenlace.

Libres e iguales en dignidad

El principal argumento de la asociación DMD es «el artículo primero de la declaración de los derechos humanos, que dice todos los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y en derechos; y estamos hablando de libertad individual para decidir sobre tu propia vida». El proceso de muerte es «una parte de tu vida; intentamos vivir dignamente toda la vida; respetan tus decisiones sobre lo que para ti es la vida digna y te dan los medios para que la tengas, pero no te obligan o te dicen esto es más digno que esto; eres tú el que decides». Entonces, «en el proceso de muerte tenemos que conservar nuestra libertad intacta. Hay una persona que nos está diciendo que se quiere morir, entonces esta persona necesita una ley que respete su autonomía, su voluntad y libertad individual. Estamos hablando de derechos a la libertad».

«Nosotros pedimos que la eutanasia no puede esperar y no solo para los enfermos» en situación terminal, porque por ejemplo «Ramón Sampedro no necesitaba paliativos, no tenía dolor físico, solo psicológico, y no era un enfermo terminal; quería terminar con su vida y era plenamente consciente».

Isabel Alonso, presidenta de DMD de Cataluña, y Mercedes Martín, de DMD Salamanca.
Isabel Alonso, presidenta de DMD de Cataluña, y Mercedes Martín, de DMD Salamanca. LAYA

La eutanasia «no solo es para quien pide morir, sino para quiénes está alrededor», dice Mercedes Martín, de DMD de Salamanca. En este sentido, señala que alguien que desea morir tiene que hablarlo con «sus seres queridos, que te acaben entendiendo. No es lo mismo que te tomes una sustancia o que te la administren, acompañada de tus seres queridos, que estás tranquilamente, a que tengas que morir en soledad, violentamente y, a veces, clandestinamente».

Alonso añade que «hay que volver a aprender a morir mejor. Pensamos que los avances de la medicina son maravillosos, pero se están utilizando para alargar la agonía de las personas. Alargar vidas dignas todas las que alargue la medicina, pero alargar con la prepotencia de algunos las agonías de las personas, no». Ayudar a morir «se ha ayudado históricamente siempre. A veces, este control de ahora hace que estemos muriendo peor y no puede ser que una sociedad más avanzada que antes estemos muriendo peor y respetando menos los tiempos». Ahora «vivimos más y son capaces de alargar más las vidas. Eso está muy bien mientras sean dignas, pero hemos de aprender que todas las personas nos moriremos; cuando una persona se quiera morir, cuando esté en un proceso de muerte claro, no se trata, por ejemplo, de seguir alimentándola obligadamente. Es morir fatal, la sonda gastográstrica es un horror para una persona que se está muriendo ya, es alimentarla para vivir dos días más de agonía».

La asociación Derecho a Morir Dignamente es uno de los colectivos más activos para una legalización de la eutanasia, pero no todos opinan de la misma manera.

«Antes de ayudar a morir debemos activar los medios para que la persona desee vivir», afirma Juan Manuel Sánchez Fuentes, doctor en Psicología que forma parte del Equipo de Atención Psicosocial de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Los Montalvos de Salamanca.

«A lo largo de la vida la ideación suicida aparece siempre que se experimenta un gran dolor físico o sufrimiento psicológico», señala. Por eso, «antes de plantearnos ayudar a morir a una persona debemos asegurarnos de haber hecho lo suficiente para que desee vivir».

Sánchez alude a los recursos de Cuidado Paliativos que hay en España, «no son insuficientes, y no llegan a unas 73.000 personas al año», por lo que «todas estas personas que no reciben CP pueden desear morir por múltiples razones: se siente una carga para mi familia, no se controlan el dolor u otros síntomas, es decir tienen unas necesidades de bienestar físicas, psicológicas, sociales y espirituales que no se están cubriendo».

Para él, «plantearnos legalizar la eutanasia sin haber puesto en marcha unos cuidados paliativos de calidad y homogéneos en toda España, es similar a darle una pistola a una persona que quiere suicidarse, sin darle la opción de recibir previamente una atención psicológica, médica, social y/o espiritual adecuadas».

Por otro lado, alude a dos cuestiones que considera que hay que tener muy en cuenta, como «el tema de la objeción de conciencia, no podemos obligar a profesionales sanitarios a acabar con la vida de otra persona», por un lado y, por otro, «las personas que no puedan decidir por sí mismas corren el riesgo de ser 'eutanasiadas', dicho coloquialmente», refiriéndose a cuando el profesional sanitario o los familiares estimen que está sufriendo, pero el paciente no puede expresar su deseo de seguir viviendo».

En la planta de Cuidados Paliativos, «vemos cada día personas que nos piden acabar con su vida, pero en la gran mayoría de los casos, una vez q se controlan los síntomas -físicos, psicológicos, sociales o espirituales-, desaparece el deseo de morir». Esto, añade, se produce «porque lo que realmente se desea no es acabar con la vida, sino con el sufrimiento».

Por eso, «es nuestro deber como sociedad velar y cuidar por todas las personas que la componen, no terminando con sus vidas, sino ayudándoles a querer seguir viviendo».

Sin embargo, reconoce, que es un tema «complejo, en el que hay que tener en cuenta muchas variables». «Hay que respetar siempre el deseo de cada persona, pero teniendo en cuenta que las personas cambiamos de opinión dependiendo de las circunstancias. Antes de ayudar a morir a una persona que así lo desea, tenemos que asegurarnos de haber puesto en marcha previamente todos los medios que podrían haber hecho que desease seguir viviendo».

Sobre este aspecto, Mercedes Martín señala que «hay que tener en cuenta la voluntad de las personas y a veces no pasa porque te ofrezcan más cosas; no puede haber una buena muerte si se ignora la voluntad de las personas. Cuidados Paliativos es una buena propuesta y necesaria para evitar una mala muerte, pero cuando alguien solicita la eutanasia, probablemente los paliativos no tengan mucho que ofrecer, porque es algo que uno ya reflexionado».

Isabel Alonso asegura que la experiencia de los países donde está la Ley de Eutanasia «demuestra que no se opone con Cuidados Paliativos. Hay gente que querrá pasar o no por CP y otra que pedirá la eutanasia. Es respetar la voluntad de las personas sobre su forma de morir», por lo aboga porque «funcionen bien los Paliativos y que haya Ley de Eutanasia».

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