El concepto tradicional de la medicina como la lucha contra la enfermedad y la muerte ha sido superado en las sociedades avanzadas del siglo XXI.
Reflexionar sobre ello es un tributo necesario a la figura de Luis Montes y el reconocimiento a su enorme contribución a la dignificación de la profesión y de la muerte.
Nada justifica obligar a una persona a apurar hasta el final una vida sin el mínimo de calidad. La acción médica debe estar al servicio de la sociedad y no al contrario y que, a la luz de los principios enunciados, una medicina compasiva (empática si se prefiere) y respetuosa con la libre autonomía, base de la dignidad individual de la persona enferma, no puede arrogarse el derecho a decidir lo que es bueno para otra persona.
Lee el artículo completo de Fernando Soler publicado en la revista de DMD nº 78.
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