En DMD (Asociación Derecho a Morir Dignamente) trabajamos por el derecho de la ciudadanía a decidir en libertad sobre todos los aspectos de su vida, incluido el final de la misma, y planteamos que no se puede hacer defensa de una vida digna sin defender también la muerte digna, porque una es parte de la otra. Hacer efectivo este derecho pasa indefectiblemente por la disposición de una sanidad pública, universal, gratuita y de calidad. Morir con o sin sufrimiento no puede depender de las condiciones socioeconómicas en las que se nace.
Hoy más que nunca, con motivo del Día Mundial de la Salud, y como Asociación adherida a la Marea Blanca y a la Red Europea contra la Mercantilización de la Salud y la Protección Social, queremos recordar de nuevo que la sanidad no es un gasto, sino una inversión. La pandemia internacional del Covid-19 y la saturación de los sistemas de atención sanitaria y de los servicios públicos, sólo amortiguada gracias al coraje y el sacrificio demostrado por el personal sanitario, pone de manifiesto más que nunca que las políticas de inversión pública salvan vidas.
Por ello, nos sumamos a la campaña de la Red Europea contra la Mercantilización de la Salud y la Protección Social para pedirle a las instituciones de la Unión Europea que asuman el liderazgo que les corresponde y trabajen con ahínco para organizar la solidaridad social en torno a unos servicios públicos sólidos capaces de hacer frente a situaciones de emergencia como la actual, sin dejar fuera a ninguna persona, en ningún territorio.
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