La histórica sentencia del Tribunal Constitucional alemán del 26 de febrero pasado reconoció el derecho a la libre determinación de la persona al final de la vida y, para hacerlo efectivo, el derecho a recibir ayuda. En consecuencia, al alto tribunal derogó el art.217 del código penal, introducido en 2015, que prohibía la ayuda “comercial” – es decir organizada, realizada por asociaciones o médicos – al suicidio.
Los medios de comunicación alemanes informan de que la asociación Verein Sterbehilfe, que aboga por el suicidio asistido en el domicilio del paciente, ayudó a morir a un hombre de 90 años en la residencia de ancianos donde vivía, con acuerdo de la dirección de la institución, el pasado mes de junio. El paciente era socio de la asociación desde hacía varios años y, cuando su estado empeoró, consultó con la dirección del establecimiento que, dada la nueva situación legal, autorizó la realización del suicidio asistido en sus instalaciones.
El director de la asociación Verein Sterbehilfe, Jakub Jaros, invita a partir de ahora a las residencias e instituciones que acogen a pacientes a final de la vida a modificar sus reglamentos de tal manera que “el derecho fundamental al suicidio y el derecho a la asistencia al suicidio reconocido en la sentencia reciente del Tribunal Constitucional, se puedan ejercer sin trabas”.
Se está desarrollando un intenso debate en Alemania, en el cual intervienen juristas, médicos y asociaciones, entre quienes piden permitir de la manera más amplia posible el ejercicio del derecho constitucional a la autodeterminación al final de la vida y quienes desearían regularlo de manera más restrictiva. El actual ministro de sanidad, de la CDU, se cuenta entre estos últimos.
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