Montserrat Massana decidió que había llegado el momento de morir. Lo había hablado mucho con su familia, que la apoyaba.Tenía esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Cerca del final «no le funcionaba el diafragma, no podía estornudar, no podía toser, no podía reír, no podía pedir las cosas», explicó su hija, Alba, a TV3, unos días después de su muerte asistida. «Cuando salió la ley [de eutanasia] fue como ‘¡guau! Ahora existe esta posibilidad». Decidió solicitarla al poco tiempo.
Montserrat murió a principios de septiembre, en su casa, acompañada de su familia. Su marido, Francesc Tomàs, explicó a TV3 que se despidieron con una canción, todos juntos, como ella había pedido.
Lee el artículo completo publicado en la revista de DMD nº 87.
Para que la eutanasia funcione. Revista-DMD-87 copia
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