Ciclo de Otoño
Una de las actividades llevadas a cabo por DMD Asturias en el último trimestre del año 2022 ha consistido en la celebración de lo que se ha denominado “Ciclo de Otoño: ¿Y si hablamos de la muerte?” que ha constado de tres encuentros para hablar de este tema.
La estructura de los encuentros consistía en la presentación de un corto como introducción al tema, un diálogo acerca del mismo entre dos profesionales, concluyendo con un coloquio con las personas asistentes, y la recomendación de la lectura de un libro sobre temas concurrentes.
El primer encuentro versó acerca de la posibilidad de hablar de calidad de vida, bienestar o dignidad en la última etapa de la vida. Las participantes en este primer encuentro fueron Edurne Mezquita, Enfermera, presidenta de SEAPA y Cristina Escobar, Profesora Titular de Trabajo Social en la Universidad de Salamanca (jubilada) y socia de DMD.
Edurne desde su práctica profesional expuso cómo tanto la vida como la muerte están presentes en la consulta; pero así mismo expresaba la dificultad de hablar de determinados temas con los pacientes por el coste emocional que entraña. La práctica cotidiana tiene unas dinámicas que a veces dificultan esa comunicación, pero señalaba también la necesidad naturalizar la muerte, así como también la necesidad de una preparación personal para afrontar esta cuestión efectivamente “natural”, aunque en muchas ocasiones quede obviada, en los centros sanitarios.
También hizo alusión a cómo desde hace años se vive una “fascinación tecnológica y científica” que hace que el mundo sanitario se haya centrado aún más, en la curación; pero cuando se acerca el final de la vida hay que pasar más allá de la curación, al cuidado. Este cambio exige una gran valentía y en definitiva un cambio de paradigma en la atención a la persona, siendo ella, la persona, la que, en definitiva, debe decidir lo referente a su tratamiento y cuidado.
Por su parte Cristina desde la perspectiva de un humanismo cívico y después de hacer un breve acercamiento a los conceptos de bienestar, calidad de vida y dignidad, y considerar que los conceptos de bienestar y calidad de vida son relativamente recientes en la historia, señaló que no ocurre lo mismo con el concepto de dignidad, concepto del que se ha ocupado extensamente la Filosofía a lo largo de su historia. Aparte de todo ello, lo fundamental para ella, es la variabilidad existente en estos conceptos en función del sujeto concreto al que nos acerquemos. Por tanto, no podemos decir a priori si una persona experimenta un cierto bienestar o calidad de vida en una situación de postración, de enfermedad; o qué condiciones de vida debe tener para considerar que mantiene una dignidad. Son situaciones que están en función de las características de la persona: físicas, psíquicas, emocionales, de historia de vida y del entorno en el que se desenvuelve. Es por ello, por lo que se mostró de acuerdo con abogar, como hace DMD por preservar en definitiva la libertad de la persona, para que sea ella en libertad la que decida en qué condiciones vivir y morir, cómo, cuándo y de qué manera. Es decir, la dignidad puede consistir en practicar el derecho de ser libres hasta el final y nos corresponde como ciudadanos exigir las condiciones para que esa libertad reconocida en nuestras leyes pueda ejercerse y realizarse efectivamente.
El segundo encuentro versó sobre los derechos de la persona al final de la vida. Los ponentes que intervinieron en esta ocasión fueron Miguel Angel Presno, Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo y miembro de DMD y Noelia Ordieres, Trabajadora Social, Profesora del Master de Trabajo Social Sanitario de la Universidad Oberta de Catalunya y miembro de DMD.
Noelia hizo un repaso de los derechos que se han ido reconociendo a las personas al final de su vida. Ahora bien, hizo hincapié en una ley fundamental, desde esta perspectiva, que puede abarcar a las demás y que es la Ley 41/2002 de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica. Esta ley es un hito en cuanto que reconoce la libertad de la persona para decidir sobre su enfermedad, sobre los tratamientos que desea o no recibir y todo lo referente a dónde y cómo desea ser tratado. Es decir, el centro de decisión y la responsabilidad pasa a estar en manos del paciente, que a partir de ese momento pasa a ser quien toma las decisiones, si así lo quiere, ejerciendo su autonomía. De este modo se aparta la capacidad de decisión de la clase médica que la había ostentado hasta ese momento. Este cambio radical que aparta del poder de decisión a la parte del binomio que lo poseía, no se ha hecho, o mejor, no se está haciendo sin ciertas tensiones.
Por su parte el Prof. Presno hizo un exhaustivo análisis de la Ley de Regulación de la Eutanasia 3/2021, de 24 de marzo que actualmente se está desarrollando en distintos tempos y con diferentes dificultades en función de las características de las distintas autonomías del país.
El profesor fue desgranando, con toda claridad y exactitud, todos los pasos del proceso, desde la solicitud de la prestación de ayuda para morir, hasta la prestación del servicio al final del proceso; la entrega de la solicitud del paciente, las dos entrevistas, una con el médico responsable y otra con un médico consultor, el traslado del expediente a la Comisión de Garantía, una vez pasado positivamente el análisis de ambos, para recibir por último la decisión de aceptación o no por parte de la Comisión para la realización de la eutanasia. Hizo hincapié el conferenciante en el carácter muy garantista de la ley, al establecer toda una serie de hitos y requisitos para que se pueda hacer realidad el deseo del paciente.
También expuso el procedimiento a seguir en caso de denegación del servicio y por último la existencia de una lista de objetores/as de conciencia a la que se podrán sumar el colectivo sanitario que no acepte el cumplimiento de este servicio.
El tercer y último encuentro versó sobre Dignidad en los procesos de enfermedad y muerte. Participaron Ricardo M. Salmón, Filósofo y escritor y Pablo Belderraín, Médico Coordinador del Centro del Coto, introdujo y moderó la conversación Pilar Cartón de DMD. La moderadora fue introduciendo el tema y planteando cuestiones a los dos participantes a propósito de la obra de Salmón: “No entres dócilmente en esa noche quieta”. El encuentro discurrió por un terreno más filosófico, Salmón esbozó brevemente cómo la Filosofía ha abordado la muerte para llegar a distinguir la historia de vida bien como algo impersonal, simplemente vivida o lo que se consideraba Zoe, la vida superior, la que se piensa a sí misma; se pregunta por la vida y su final, Platón diría que es un aprendizaje para la muerte; la razón por una parte nos hace personas, pero también nos provoca muchos problemas. La muerte es y ha sido un dilema, sin embargo, considera el filósofo que en épocas anteriores se admitía más naturalmente.
El doctor Belderraín se mostró más centrado en la práctica médica, si bien su acercamiento al tema trata de hacerlo con sumo respeto. El entorno que rodea la muerte es muy diferente según las situaciones y la experiencia que concurre en cada una de ellas. Un hecho sobre el que llama la atención el doctor es la conspiración de silencio que suele darse en el torno del enfermo: los familiares no se atreven a hablar sinceramente con la persona afectada para no aumentar su angustia, mientras que por su parte el enfermo suele evitar hablar de su situación para evitar sufrimiento a sus familiares. A este respecto el médico alude a la importancia que tiene la relación que se establece entre el médico y el enfermo para que pueda hacerse cargo el doctor de la situación del enfermo; en este sentido piensa que la posición del profesional va cambiando, asumiendo poco a poco que el esfuerzo terapéutico tiene sus límites. Salmón, por su parte incide en la importancia de hablar ante los temores que aparecen y la importancia del acompañamiento, resaltando las paradojas que pueden darse, como puede ser el alivio que puede experimentarse a partir del duelo anticipado.
Frente al silencio reinante en nuestra sociedad sobre la muerte, se considera muy importante llevar a cabo una tarea pedagógica de difusión de los derechos que asisten a la persona al final de la vida.
De este modo se cerró el Ciclo de Otoño, emplazando a los asistentes para el Ciclo de Invierno.
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