Sabemos que en 2021 en España fallecieron unas 450.000 personas y que la mitad tenían cáncer o una enfermedad cardiovascular. También conocemos cuántas murieron con demencias, por suicidio o en accidentes laborales, así como su edad y dónde vivían.
Sin embargo, tenemos muy poca información sobre si estuvieron acompañadas de sus seres queridos, tuvieron muchos ingresos hospitalarios, si las sedaron o soportaron sufrimientos que habrían preferido evitar.
Es difícil mejorar lo que no se mide. La calidad de la muerte es una cuestión sobre la que se piensa poco y de la que apenas hay datos. Cataluña, Asturias y Navarra tienen observatorios que pretenden evaluarla desde otra perspectiva: identificar lo que se hace bien o mal.
Lee el artículo completo publicado en la revista de DMD nº 89.
Observatorios de la muerte. REVISTA 89_DMD_web copia
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