La simplificación administrativa dispara el número de registros en Asturias donde en 2023 fueron 3.370 personas quienes inscribieron el documento, más del doble que el año anterior.
José Luis, de 72 años, y su mujer Pilar, de 69 años, siempre han tenido claro cómo quieren que sea su muerte: “sin dolor, ni sufrimiento”. Han dejado por escrito sus instrucciones sobre las actuaciones médicas que se deben seguir en sus últimas horas de vida. Sus preferencias, con lo que quieren y lo que rechazan, han quedado registradas en un testamento vital.
Este matrimonio avilesino ha sido uno de los primeros que ha recurrido en Asturias a este documento donde ha dejado expresado por escrito sus últimas voluntades, al estar actualmente en plenas facultades intelectivas y volitivas. “Nosotros queremos ser libres para decidir cuándo queremos morir sin sufrimiento”, afirman.
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