‘Elogio de la eutanasia’, una invitación al diálogo

Prensa DMDArtículos Revista, Noticias, Portada

Nuestro compañero Fernando Pedrós presenta un nuevo libro que lleva al lector a reflexionar sobre el modo de afrontar la propia muerte en libertad

REDACCIÓN DMD

Hace ya dos años hablábamos en esta revista del libro A vueltas con la eutanasia de Fernando Pedrós y ahora presentamos obra del mismo autor y compañero de revista, el libro Elogio de la eutanasia (Icaria editorial) presentado el Día del Libro. Frente a siglos de represión del hecho eutanásico, vale la pena hacer un elogio de la eutanasia más cuando, además de la Ley de Eutanasia, el Tribunal Constitucional ha reconocido el derecho de autodeterminación de la persona para decidir el momento del morir.

El salto cualitativo del discurso represivo del Código Penal al discurso de las sentencias del Constitucional frente a los recursos y posturas de PP y Vox obliga al ciudadano preocupado por su vida y su muerte a aprender y saber morir. El ciudadano, pues, ha de comprender y asimilar el cambio de mentalidad, y por ello el libro pretende cambiar el ‘chip mental’ de muchos ciudadanos puesto que la eutanasia interpretada por la vigente ley exige cambiar el imaginario de la persona con respecto al morir. Si como dice la Constitución es «libre (el) desarrollo de la personalidad» del individuo, cualquiera que sea consciente de su ineludible morir tendrá que proyectar su mañana.

El libro es, pues, una invitación al diálogo. El autor quiere pensar al alimón con el lector situándose con valentía ante el interrogante del morir personal: qué es la muerte, qué hago con mi vida y cómo quiero que sea mi muerte, cuál es mi voluntad y mi libertad ante el morir, cómo me veo ante mi morir pues no puedo actuar como el toro de lidia que busca las tablas para cobijarse en su muerte. Está visto que Elogio de la eutanasia invita a pensar. Kant en un librito titulado ¿Qué es la Ilustración? nos aconseja a atrevernos a pensar como la única manera de salir de la minoría de edad. Pensando el  individuo se sirve de su entendimiento para guiarse en la vida por sí mismo. Pero el aprender a vivir y morir no se queda meramente en el pensamiento. En la vida y en la muerte hay lecciones duras de aprender y, por ello, no solo valen los maestros teóricos que transmiten ideas, sino también maestros del vivir y, en nuestro caso, del morir, que enseñen contagiando con su ejemplaridad. Y en DMD hay una buena galería de maestros de este talante. Así en el libro el último capítulo se titula Maestros de la vida y del morir.

Quizás los ciudadanos del llamado “occidente cristiano” llegamos un poco tarde a la sabiduría del morir cuando ya Montesquieu reflexionaba: “La muerte más libremente decidida es la más bella. La vida depende de la voluntad de otros; la muerte, de la nuestra”.

Comparte este artículo