Suiza es el único país que acepta que personas no residentes puedan recibir ayuda para morir en su territorio.
Cientos de personas de todo el mundo acuden cada año a Suiza para un suicidio asistido, pero el proceso es complejo y bastante caro (entre 8.000 y 12.000 euros).
Estos suicidios asistidos para extranjeros los organizan asociaciones suizas como Dignitas, Life Circle o Ex International.
Aunque el código penal suizo apenas pone restricciones a la asistencia al suicidio, las organizaciones médicas y las asociaciones que ayudan a extranjeros sí establecen requisitos estrictos sobre qué personas pueden recibir ayuda para morir. En general, solo ayudan a morir a personas con una enfermedad irreversible que le provoca sufrimientos insoportables. Excluyen, sin excepciones, a las personas que tienen una enfermedad mental.