Cuando estés leyendo estas líneas, ya habré muerto. He decidido finalizar mi vida, ejercer mi derecho inalienable a disponer libre y responsablemente de mi propia vida. Te preguntarás por qué, a qué viene esta decisión tan inusitada.
De hecho, no soy un enfermo terminal, no me han detectado una enfermedad grave e incurable. Tampoco estoy deprimido. Simplemente, ha llegado mi momento de morir.
Es el momento justo de morir. Ni demasiado pronto. Ni demasiado tarde.
Es el momento justo de quedar abrazado a mi muerte libre, a esa muerte –como dice Nietzsche– que viene a mí porque yo quiero.
Lee el artículo completo de Antonio Aramayona publicado en la revista de DMD nº 73.
Mi último artículo, para ti. Antonio Aramayona. Revista-DMD-73 copia
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