Más de un centenar de personas participan en la tercera edición de las jornadas sobre muerte digna organizadas por DMD Galicia, celebrada el pasado 11 de octubre en la Universidade de Santiago.
101 personas inscritas, en su mayor parte mujeres, junto con varios invitados en representación de los colegios profesionales de Enfermería y Trabajo Social, participaron en la tercera edición de las jornadas sobre muerte digna que organiza DMD Galicia en Santiago.
La excelente climatología de un sábado por la mañana en Compostela no impidió la reflexión y el debate, en la facultad de Psicología de la Universidade de Santiago (USC), sobre el sufrimiento en el contexto eutanásico y el papel del trabajo social en los derechos sanitarios al final de la vida. La presidenta de DMD Galicia, Isabel Blanco, abrió la jornada con una breve intervención en la que llamó a la participación en el debate y en la defensa de los derechos conseguidos con la LORE.
El médico de familia Alfredo Valdés dirigió la primera de las mesas de debate, con una visión multidisciplinar del sufrimiento en el contexto eutanásico. Ana I. L. Guillén, trabajadora social, jefa de servicio en el área sanitaria Santiago-Barbanza y vocal del consello de Bioética de Galicia, comenzó resaltando la necesidad de información y formación en todo lo que se refiera al proceso eutanásico y al sufrimiento que puede darse durante el mismo.
La segunda de las intervenciones de la mañana estuvo a cargo de Carlos Fernández Fraga, médico de familia y experto paliativista, ya jubilado, que comenzó recordando que todos vamos a pasar por el proceso de la muerte. El doctor Fernández Fraga dijo que la calidad de vida es esencial a efectos del sufrimiento, y para tener calidad de vida es necesaria la ayuda para morir, de forma que la persona afectada no sienta soledad o sensación de abandono durante el proceso. El veterano paliativista tuvo un emocionado recuerdo de la dura eutanasia de Ramón Bayés, el queridísimo experto en cuidados paliativos que pasó más de tres meses esperando por la eutanasia. Carlos Fernández insistió en la idea formulada por Eric Cassell, quien dice que los cuerpos duelen pero las personas sufren, y que es este sufrimiento el que deben reducir los cuidados paliativos.
“Menos burocracia para la eutanasia”
El doctor Fernández Fraga relató el gran número de textos legislativos existentes en España alrededor de la muerte y de los cuidados al final de vida, con sus consiguientes exigencias burocráticas, para concluir afirmando que es necesario eliminar gran parte de la burocracia en el proceso eutanásico. El ponente dijo que “no podemos ir hacia equipos de eutanasia privados, como está ocurriendo con el aborto”. En sus conclusiones, Carlos Fernández, citando al Grupo Inedyto, señaló que es necesaria la agilización del proceso, con flexibilidad en las prórrogas, minimizando el bloqueo de solicitudes por las objeciones de conciencia, dando mayor formación e información , buscando un trato más empático y favoreciendo una reflexión social que naturalice la muerte.
Recordando a Laura
La tercera ponente de la mesa inicial fue Irene Esperón, psicóloga clínica de la unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Meixoeiro de Vigo. Irene comenzó recordando de nuevo a Ramón Bayés y a Laura Fernández Abalde, compañera de DMD Galicia que falleció el 19 de noviembre de 2024 en la primera eutanasia realizada en la unidad de Paliativos del hospital vigués.
Irene Esperón reflexionó a lo largo de su intervención sobre lo difícil que es medir el sufrimiento, que duele a las personas directamente afectadas y a sus familias y allegados, pero también a los profesionales que tratan cada caso. “Muchas veces, señaló Irene, las familias no ven el sufrimiento, no quieren verlo, quizás para evitar una sedación”. La psicóloga de Paliativos del Hospital Meixoeiro dijo que el sufrimiento al final de la vida es un fenómeno multidimensional, tanto físico como emocional, social y espiritual; añadiendo que, en su opinión, la evaluación correcta del sufrimiento requiere que el profesional sanitario identifique sus propios prejuicios y cuente con la formación necesaria, que integre comprensión, valoración y un efecto terapéutico.
Papel del Trabajo Social en los derechos sanitarios al final de la vida
La segunda mesa que integraba esta tercera jornada de reflexión de DMD Galicia giró alrededor del papel del trabajo social en los derechos sanitarios al final de la vida, con la participación de Luisa Andaluz, trabajadora social del Hospital Universitario de A Coruña, y María Jesús Lago, trabajadora social de el área sanitaria de Vigo; moderadas por Celsa Perdiz, trabajadora social de Ourense.
María Jesús Lago, más conocida como Chus Lago, comenzó mostrando su asombro por el hecho de que hablemos de “trato digno” al final de la vida, “es necesario decir eso, no tenemos que tratar dignamente a cualquier enfermo”. Chus Lago destacó tres principios fundamentales del trabajo social sanitario: la autodeterminación, como derecho de las personas a decidir sobre su propia vida, valores y forma de enfrentar la enfermedad; la dignidad humana, vinculada a la percepción personal de la calidad de vida y a la satisfacción con su propio estado; y evitar los juicios de valor, promoviendo una mirada respetuosa y basada en los valores individuales.
“Esto es cuestión de tiempo o de dinero”
La ponente viguesa Chus Lago dijo que, según su experiencia, en Galicia prácticamente no se tocó el tema de las personas con enfermedad mental; también constató que existe muchísimo edadismo en las consultas, también un gran clasismo: “No se trata igual a un paciente del rural pontevedrés que a un paciente de la Gran Vía viguesa”. Chus Lago afirmó que no hay equidad en el acceso al sistema sanitario, añadiendo que “hay una grave crisis de los cuidados en Galicia, esto es cuestión de tiempo o de dinero, y en este escenario eutanásico no tenemos tiempo”. Antes de despedir la primera parte de su intervención, Chus Lago recordó que Galicia no tiene ni psicólogas ni trabajadoras sociales en su Comisión de Garantía, “mientras que hay otras siete comunidades autónomas que sí tienen a estos profesionales en sus comisiones”.
“Tenemos que aprender a hablar, a callar y a acompañar”
La trabajadora social del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña, Luisa Andaluz, también experta en atención paliativa, habló de los Documentos de Instrucciones Previas en su zona de trabajo, un «documento que garantiza la autonomía personal y a través del mismo aseguramos que la voluntad de la persona sea respetada”. Luisa Andaluz señaló que el trabajo social debe desenvolver una estrategia comunitaria y de comunicación, especialmente con los colectivos vulnerables, “es el único documento legal que existe para hacer la prestación de ayuda para morir». La trabajadora social del hospital de A Coruña afirmó que, en su trabajo,“tenemos que aprender a hablar, a callar y a acompañar”.
Luis Andaluz dio varios datos interesantes sobre su comarca de trabajo: el 67 por ciento de los Documentos de Instrucciones Previas formalizados corresponden a mujeres, el cien por cien solicitan la adecuación del esfuerzo terapéutico, y el 71 por ciento incluye la Planificación Anticipada de Decisiones.
La jornada fue clausurada por la dirección de DMD Galicia recordando que el debate y la concienciación sobre la muerte digna sigue, que es necesario defender los logros conseguidos con la Ley de Eutanasia y exigir el cumplimiento en todos los puntos del Estado. Horas antes de la apertura de esta jornada de la DMD Galicia, a la fue invitada la consellería de Sanidade sin obtener contestación alguna, la Comisión de Garantía gallega publicó su informe de evaluación de la aplicación de la Ley de Eutanasia en Galicia durante 2024. La primera de las conclusiones de ese informe merece la transcripción de la misma: “La prestación de ayuda para morir es una prestación más de la cartera común de servicios del SERGAS. Con tres años y medio de antigüedad, sigue siendo insuficientemente conocida, tal y como revela el escaso número de casos, tanto por los profesionales sanitarios como por los ciudadanos, y es imprescindible incrementar la información y la formación”. La conclusión, en una administración como la gallega, se comenta por sí sola.
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