El lunes 27 de julio, el tribunal de Massa (Italia) absolvió a Marco Cappato y Mina Welby (de la asociación Luca Coscioni) del delito de cooperación al suicidio del que se habían autoinculpado. La sentencia es una nueva victoria para la asociación italiana, que ha logrado ya dos sentencias favorables con su estrategia de desobediencia civil.
Welby y Cappato se habían autoinculpado de cooperar con el suicidio de Davide Trentini, un italiano de 53 años. Aquejado de esclerosis múltiple desde los 27 años, Trentini quiso viajar a Suiza, donde el suicidio asistido es legal, para poner fin a una vida que ya no deseaba. Falleció en abril de 2017 en plenitud de facultades mentales.
Esta sentencia se ha dictado apenas 7 meses después de que el Tribunal Constitucional italiano dictase que la cooperación con el suicidio es impune en algunas circunstancias y que pidiese al Parlamento una regulación clara de la eutanasia. Este fallo lo provocó también Marco Cappato con una jugada similar: ayudó a que Fabiano Antonioni (DJ Fabo) pudiese viajar a Suiza para morir y se autoinculpó.
No estaba claro que el dictamen del Constitucional fuese a aplicarse de nuevo porque Trentini no estaba vivo gracias a una máquina ni un tratamiento, mientras que Antonioni sí. Aun así, ambos tenían dolencias irreversibles que les provocaban un sufrimiento insoportable y conservaban la lucidez para tomar decisiones por sí mismos.
La Fiscalía había pedido para Welby y Cappato la pena mínima (3 años y 4 meses) tras reconocer que habían «actuado en interés de Davide Trentini» ya afirmar que creía en «sus nobles intenciones». Reclamó «una sentencia con todas las circunstancias atenuantes» y consideró que su actuación sí entraba dentro del delito de cooperación al suicidio que recoge el código penal italiano. Esta norma es aún más estricta que la española, que solo penaliza la «cooperación necesaria y directa» y deja impunes la información, el acompañamiento o incluso financiar un viaje a Suiza.
Desobediencia civil hasta que se despenalice la eutanasia
Antes de escuchar la sentencia, Mina Welby, copresidenta de la asociación Luca Coscioni, pidió ser encarcelada si esta era condenatoria. Marco Cappato, por su parte, aseguró que estaban listos para «aceptar con el máximo respeto la sentencia de mañana, sea cual sea el resultado, incluida la condena».
Su acto, explicaron, está dirigido a mover al Parlamento italiano a tomarse en serio la regulación de la eutanasia. «El interlocutor de nuestro acto de desobediencia divil es el Parlamento italiano […] al que hemos estado pidiendo durante 7 años que presten atención a este asunto», explicó Cappato en Facebook.
Tras la sentencia absolutoria, Cappato insistió en que está listo para reemprender «el camino de la desobediencia civil, ayudando de cualquier manera, con dinero o acompañando a aquellos que han decidido que ya no quieren vivir; todo el mundo tiene derecho a elegir el final de su vida». «Ayudamos a Trentini por un deber moral y lo volvería a hacer». Welby aseguró que ella también volvería a hacerlo.
Ambos reclamaron al Parlamento italiano que escuche las sentencias y a su población y empiece a trabajar de una vez en la despenalización de la eutanasia.
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