Tres años después de la despenalización de la eutanasia en Canadá las muertes voluntarias cada vez son más frecuentes pese a contar con una de las leyes más restrictivas del mundo
En 2019 se practicaron 5.631 eutanasias en Canadá, según el informe anual sobre esta práctica publicado por su Ministerio de Salud (en inglés). La cifra supone un aumento de un 26% respecto del año anterior y que estas muertes asistidas representen un 2% del total de fallecimientos. El documento aborda todo tipo de cuestiones y está cargado de datos que ayudan tanto a entender el estado de la eutanasia en Canadá como a desmontar multitud de mitos.
De las más de 287.000 muertes que se produjeron en 2019 en Canadá, aproximadamente una de cada cincuenta fueron «médicamente asistidas». Es decir, fueron de personas que cumplían con los requisitos de la ley, completaron con éxito el proceso de pedir una eutanasia y decidieron adelantar el fin de su vida. Esta proporción (del 2%) es muy parecida a la de Bélgica.
El aumento de eutanasias entre 2018 y 2019 es pronunciado (de 4.467 en 2018 se ha pasado a 5.631 en 2019). Este ascenso no se debe a un cambio sustancial de la ley, ni a una flexibilización de criterios. La muerte asistida todavía es un derecho muy reciente en Canadá y está en proceso de asentarse. En Bélgica y Países Bajos, donde está reconocido desde 2002, sus cifras cambian muy poco de año en año. Probablemente Canadá observará una estabilización similar en los próximos años.
Los enfermos de cáncer terminal, los que más solicitan la eutanasia
Como en el resto de países donde la eutanasia es legal, la mayoría de personas que la piden se están muriendo de cáncer. Según el informe, los enfermos oncológicos representan dos de cada tres muertes asistidas. La proporción es casi idéntica a la de otros países.
Aunque menos frecuentes, también solicitaron ayuda para morir personas con cardiopatías (10,1%), con enfermedades respiratorias crónicas (10,8%) y aquejadas de dolencias neurológicas/degenerativas (10,4%).
La prevalencia del cáncer terminal como la principal dolencia de las personas que quieren adelantar su muerte también explica los rangos de edad más frecuentes en las peticiones de eutanasia. La edad promedio fue de 75 años, aunque la cohorte con más peticiones de ayuda para morir fue la de entre 65 y 70 años. Menos del 7% de las muertes asistidas fueron entre menores de 55 años.
La mayoría recibieron cuidados paliativos
Más del 80% de las personas que recibieron ayuda para morir en Canadá estaban siendo atendidas con cuidados paliativos. De las que no los estaban recibiendo, a un 90% se le habían ofrecido pero los rechazaron.
Estas cifras dejan desmontan, de un plumazo, dos mitos. Ni la eutanasia y los cuidados paliativos son incompatibles (en realidad son prácticas complementarias), ni despenalizar la eutanasia desincentiva la financiación de estos cuidados al final de la vida. Es más, la experiencia demuestra que legalizar la muerte asistida contribuye a ampliar y desarrollar la medicina paliativa. Nadie pide morir por un dolor tratable, sino cuando considera que ya no quiere la vida que tiene, ni la que le espera.
En el caso de Canadá, cuya ley es muy restrictiva y solo autoriza eutanasias a personas «con un pronóstico de vida limitado» es especialmente frecuente este solapamiento entre paliativos y eutanasia. Un caso como el de Ramón Sampedro, por ejemplo, quedaría fuera de la norma.
Los motivos tras las eutanasias
El informe del Ministerio de Salud también recoge los principales motivos para solicitar una eutanasia. Tampoco aquí hay sorpresas, y reflejan justificaciones parecidas a las de otros países donde también se recopila este dato.
Entre los motivos para desear adelantar la propia muerte destacan la pérdida de capacidades para llevar a cabo actividades satisfactorias (reportada por más del 82% del total) y actividades convencionales del día a día (78%). El dolor, o la espectativa de dolor, fue el motivo para aproximadamente la mitad de las personas que solicitaron una eutanasia. También en torno al 50% afirmaron sensación de pérdida de dignidad.
No todas las peticiones de eutanasia se aceptan
A lo largo de 2019 en Canadá se registraron 7.336 solicitudes de eutanasia. De estas, un 26,5% (casi 2000) nunca se llevaron a cabo. De estos, en algo más de 1.100 porque los pacientes fallecieron antes de completar el proceso. Otros 570 casos no se ajustaban a los requisitos de la ley y fueron rechazados. Por último, 263 personas retiraron su petición.
Todas las leyes de eutanasia del mundo contemplan la posibilidad de retractar la petición en cualquier momento del proceso. La eutanasia siempre es una petición personal de ayuda para morir (no pueden tomar la decisión ni padres, ni hijos, ni cónyuges, ni hermanos, ni nadie que no sea la propia persona interesada) y, aunque son pocos, en todos los países hay casos en los que se retira la petición.
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