DMD recuerda a Ramón Sampedro y declara el 12 de enero, aniversario de su muerte, Día de la Muerte Digna de Galicia

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Dia Muerte Digna Galicia Recuerdo a Ramon Sampedro
  • DMD Galicia y la Asociación Amigos y Familiares de Ramón Sampedro recordarán al marino y escritor gallego, así como su lucha por la despenalización de la eutanasia, en una jornada en Xuño (Porto do Son)
  • La jornada se celebrará el sábado 12 de enero y contará con tres actos: una mesa informativa a las 11:00, un acto de recuerdo a las 17:00 y una conferencia de Javier Velasco, presidente de DMD, a las 18:00

La asociación Dereito a Morrer Dignamente (DMD Galicia) organiza, el sábado 12 de enero en Xuño (Porto do Son), una jornada de recuerdo a Ramón Sampedro por el 21º aniversario de su muerte.

Además, se declara esta fecha el Día de la Muerte Digna de Galicia como homenaje a la lucha del marino y escritor por la eutanasia y la libre disposición de la propia vida.

La jornada de recuerdo de Ramón Sampedro contará con tres eventos.

  • A las 11:00, en el Mercadillo de Santa Uxía de Ribeira, DMD Galicia montará una mesa informativa sobre la asociación y sobre derechos sanitarios al final de la vida.
  • A las 17:00, en la Playa das Furnas (Porto do Son), comenzará el acto de recuerdo a Ramón Sampedro.
  • A las 18:00, en la Casa da Cultura de Xuño (Porto do Son) se cerrará la jornada con una conferencia de Javier Velasco, presidente de DMD Federal. Este acto lo presenta Leonor Estévez, médica y miembro de DMD Galicia.

Boletín Internacional – Involución política y resistencia

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Boletín Internacional - Involución política y resistencia

Nº 7 INVOLUCIÓN POLÍTICA Y RESISTENCIA

En este período de involución política globalizada, asistimos a retrocesos en el ámbito de los derechos civiles, y en particular en lo referente a la autonomía de las personas al final de la vida. Hechos como el endurecimiento de los criterios de la fiscalía en los casos de eutanasia en Holanda o la tentativa para anular la ley de suicidio asistido en California son sintomáticos.

No lo es menos que Francia empiece a medir las graves consecuencias para los ciudadanos de una ley sólo destinada a cerrar la puerta a la eutanasia, y que Canadá tenga que enfrentar la crueldad sin límites de la objeción de conciencia practicada por los establecimientos sanitarios confesionales. Sin embargo y simultáneamente, a pesar de la hiperactividad de los defensores de la obligación de vivir a toda costa, la ciudadanía de los países occidentales sigue apoyando mayoritariamente la autonomía de la persona al final de la vida.

La lucha de asociaciones de derechos civiles permite seguir avanzando: se ha conseguido la anulación de la revocación de la ley de suicidio asistido en California y Suiza, por ejemplo, se encamina hacia la apertura de la ayuda al suicidio por motivo de “vida cumplida”.

En época de involución, la movilización ciudadana es vital para avanzar en derechos, o por lo menos para no perder los alcanzados.

CALIFORNIA (EE.UU.)
«Victoria judicial: La ley de Opción de Final de la Vida de nuevo vigente»

La ley de Opción de Final de la Vida que autoriza el suicidio asistido en California vuelve a estar operativa. Esta ley se impugnó en los tribunales el mismo día de su entrada en vigor, el 15 de mayo de 2018. Un grupo de médicos contrarios al suicidio asistido presentó una demanda para detener su implementación argumentando que había sido aprobada durante una sesión legislativa especial dedicada a la atención médica y aduciendo que esta ley no está relacionada con la atención médica. Consiguieron su objetivo: el 25 de mayo un fallo judicial confirmó la nulidad de la ley por inconstitucional: se detuvo su implementación, creando una gran inseguridad entre pacientes y médicos. Finalmente, después de una intensa batalla judicial en la cual intervino la asociación Death with Dignity, un tribunal de apelación acaba de revocar la sentencia de anulación de la Ley de Opción de Final de Vida.

FRANCIA
Efectos perversos de una ley hipócrita

El Centro Nacional de los Cuidados Paliativos y el Final de la Vida acaba de publicar un informe sobre la aplicación de la Ley Leonetti de 2016 que abría el derecho a una “sedación profunda y continua hasta el fallecimiento» (SPCJD según sus siglas en francés) para pacientes al final de la vida con sufrimientos refractarios. Dos años después de la aprobación de esta ley calificada de hipócrita por la ADMD (Asociación francesa para el Derecho a Morir Dignamente) y cuyo propósito era cerrar la puerta a una legalización de la eutanasia, el informe constata que prácticamente no se aplica porque “si el fallecimiento ocurre demasiado rápidamente, nos van a decir que es una eutanasia; pero si el proceso dura varias semanas, es insoportable para el equipo sanitario y los allegados”, declara una psícologa. Por otra parte el tradicional paternalismo de los médicos franceses hace que no acepten que un paciente reclame el ejercicio de este derecho.

ITALIA
¿Se acabará la inercia parlamentaria respecto a la eutanasia?

En un fallo histórico, el Tribunal Constitucional no se pronuncia sobre la pregunta referente a la constitucionalidad del artículo 580 del Código Penal que condena la ayuda al suicidio, planteada por la fiscalía de Milán en el marco del juicio contra Marco Cappato por acampañar a Dj Fabo a una clínica de Dignitas en Suiza, sino que concede un año al Parlamento para legislar. Fundamenta el fallo en la constatación de que «la prohibición absoluta de la ayuda al suicidio limita la libertad de autodeterminación de la persona enferma en la elección de las terapias, incluidas las destinadas a liberarla del sufrimiento, libertad que deriva de la Constitución”. El alto tribunal volverá a tratar esta cuestión el 24 de septiembre de 2019.

Una iniciativa legislativa popular sobre la eutanasia que consiguió más de 160.000 firmas está enterrada en el Parlamento italiano desde 2013, y el Movimiento 5 Estrellas propone volver a activarla, mientras el vicepresidente del gobierno, Mateo Salvini, de la Liga, ya ha declarado no estar dispuesto a abordar el tema de la eutanasia que no figura en el programa del gobierno de coalición.

REINO UNIDO
Una gran decepción

Noel Conway es un enfermo de ELA que lucha desde hace meses por conseguir el derecho a una muerte asistida. Acudió al Tribunal de Apelación de la Corte Suprema británica para poder defender su caso, posibilidad que le fue finalmente denegada. Los jueces, a pesar de reconocer la «trascendencia» del tema, desestimaron su solicitud aduciendo que un tema tan complejo no tenía ninguna posibilidad de desembocar en una decisión favorable del Tribunal. Añadieron, además, que es el Parlamento el que debería pronunciarse.

Sin embargo, desde el rechazo por la Cámara de los Lores de la ley de suicidio asistido presentada por Lord Falconer, el Parlamento británico no ha vuelto a abordar la cuestión y la ayuda al suicidio sigue castigada en el Reino Unido con hasta 14 años de cárcel. «El mundo ha cambiado enormemente en las últimas décadas», declara el abogado de Conway, «con muchos avances médicos, pero la ley para los que padecen enfermedades terminales no ha cambiado en más de 50 años».

PAÍSES BAJOS
Médico imputado por primera vez

Por primera vez desde la adopción de la Ley de Eutanasia en Holanda en 2002, una médica se encuentra imputada por haber practicado la eutanasia a una paciente enferma de Alzheimer con testamento vital. Se trata de un caso complicado, discutido por la Comisión de Control ,que juzgó finalmente que se habían respetado los protocolos.

En este artículo, Constance de Vries, médica de la Clínica del Final de la Vida, una estructura que acoge las solicitudes de eutanasia más complicadas (entre las cuales se encuentran las correspondientes a casos de demencias), analiza el vínculo entre esta imputación y la presencia de un partido conservador confesional –la Unión Cristiana– en el Gobierno neerlandés. La nueva situación política es favorable a los que juzgan que la Ley de Eutanasia se aplica de manera demasiado laxa.

A raíz del endurecimiento de la postura de la fiscalía, el número de eutanasias realizadas anualmente ha disminuido, por primera vez, en 2017. «Los médicos se vuelven más cautelosos», declara Constance de Vries.

CANADÁ
Una salvaguardia perversa

La ley canadiense de ayuda médica a morir (AMM) exige que el paciente esté suficientemente lúcido para consentir a la eutanasia en el momento de recibirla. No se puede solicitar la AMM a través de instrucciones anticipadas. Esta salvaguarda, impuesta con la finalidad expresa de proteger a los más vulnerables, está siendo muy atacada por las asociaciones de muerte digna que, a través del caso reciente de Audrey Parker, han puesto en evidencia las perversas consecuencias de esta medida: esta enferma terminal de cáncer tuvo que adelantar su muerte –la ley la «forzó a morir antes de tiempo» según sus propios términos– por el temor a no cumplir con esta condición.

Otros enfermos renuncian a los analgésicos, asumiendo mayor sufrimiento, para conservar la lucidez. Un análisis realizado por el Ministerio de Sanidad canadiense sobre las razones del rechazo de solicitudes de ayudas médicas a morir en seis provincias encontró que la pérdida de capacidad fue la razón citada con mayor frecuencia, seguida por la constatación de que la muerte no se espere en un plazo «razonablemente previsible», como exige la ley.

Hospitales confesionales sin piedad

Pacientes de ELA, paralizados, obligados a firmar los formularios o a someterse a una evaluación médica para poder acceder a la ayuda médica a morir en plena calle, fuera del hospital. Tales son las situaciones provocadas por la política del proveedor de servicios sanitarios católico Covenant Health en el estado de Alberta.

Expertos en ética canadienses se preguntan cómo es posible que un proveedor de servicios sanitarios financiado con fondos públicos pueda negarse a que pacientes gravemente enfermos con alto grado de dependencia, ingresados en sus hospitales, completen el papeleo o se sometan a las evaluaciones necesarias para poder acceder a la ayuda médica a morir en sus instalaciones.

Covenant Health niega incluso a los pacientes el mero acceso a la información sobre la ayuda médica a morir, una prestación legal en Canadá desde hace más de dos años. Además de infringir los derechos de los pacientes, son actos crueles e inhumanos frente a los cuales el ministerio de sanidad de la provincia ha cerrado los ojos hasta hoy.

Las asociaciones de muerte digna y los medios de comunicación denuncian estos hechos escandalosos, recordando que la objeción de conciencia sólo puede ser individual y en ningún caso una prerrogativa de las instituciones, sobre todo si están soportadas con fondos públicos.

SUIZA
Los tabúes se desmoronan

El código penal suizo no penaliza la asistencia al suicidio si no intervienen “motivos egoistas”. El paciente tiene que estar lúcido y capaz y poder tomarse él mismo el producto letal recetado por un médico. Las reglas que rigen esta práctica han sido definidas por los códigos de deontología médica y por las organizaciones como EXIT, que han establecido sus propias salvaguardias.

Estos criterios están cambiando. En la actualidad, una cuarta parte de los acompañamientos al suicidio realizados por EXIT conciernen personas con enfermedades no terminales. En la parte germanófona de la organización, una corriente liberal reflexiona sobre la posibilidad de permitir el acceso al suicidio asistido a personas mayores cansadas de vivir o que consideren sus vidas cumplidas, sin prescripción.

Por otra parte, en sus últimas directrices médico-éticas sobre el final de la vida adoptadas en el mes de mayo pasado, la Academia Suiza de Ciencias Médicas (ASSM) amplía los criterios para acceder al suicidio asistido, incluyendo una enfermedad o una limitación funcional “considerada insoportable” por el paciente. Sin embargo, la dirección del Colegio de Médicos suizos (FMH) ha rechazado por primera vez con contundencia estas nuevas directrices.

¿Cuántas eutanasias habría en España?

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  • No existen datos sobre cuántas personas recibirían eutanasias si hacerlo fuese legal en España. Las cifras de otros países, en los que suponen del 1% al 4% de todos los fallecimientos, pueden dar una idea aproximada 

En España apenas hay datos sobre cuántas personas manifiestan su voluntad de morir o piden a sus médicos ayuda para hacerlo. En parte, porque la eutanasia y el suicidio asistido son delitos tipificados en el Código Penal. Pero, si estas prácticas se regulasen, ¿cuántas solicitudes habría? ¿Y cuántas cumplirían los requisitos, se aceptarían y llevarían a cabo?

No podemos saberlo, pero podemos aproximarnos con las cifras de los países que han regulado la muerte asistida. Las eutanasias suponen un 2,1% del total de fallecimientos anuales en Bélgica. De las casi 110.000 muertes que registraron en 2017, hubo 2.309 por eutanasia. Si trasladásemos este porcentaje a España, que registra unos 420.000 fallecimientos anuales, serían algo menos de 9.000 eutanasias al año.

En Países Bajos, el país con más muertes asistidas del mundo, esta llega al 4,4% (6.575 eutanasias por 150.000 fallecimientos en 2017). Con este porcentaje, en España se realizarían cerca de 18.500 eutanasias al año.

Sin embargo, es posible que los porcentajes de España fuesen más bajos. Si segregas las eutanasias de Bélgica por región, Flandes (de habla neerlandesa) tiene más del doble que Valonia (francófona). Ambas regiones comparten la misma legislación sobre muerte asistida, pero en esta última el porcentaje es de apenas un 1%. Con esta proporción, el número de eutanasias anuales en España estaría alrededor de las 4.200.

Esta tasa del 1% de eutanasias sobre el total de muertes anuales es similar a la de Canadá y Luxemburgo, otros dos países que han despenalizado la ayuda médica a morir.

¿España se parece más a Países Bajos, a Flandes o Valonia? Es difícil decirlo. Pero hay más motivos para suponer que la tasa de eutanasias en España será algo menor; entre otros, que los requisitos para acceder a una eutanasia en España serán más restrictivos.

No todas las peticiones se aceptan

Todas las leyes de eutanasia del mundo recogen unos supuestos que debe cumplir una persona para acceder a la ayuda médica para morir. No todas las peticiones se aceptan. En las que sí se hace, la propia persona puede decidir cuándo morir. Algunas no toman la decisión nunca y fallecen de forma natural.

En Oregón, con un modelo de suicidio asistido más individualista (diferente al europeo), casi el 40% de las personas que solicitan la receta de un medicamento letal nunca llegan a tomárselo. Lo que desean es tener esa opción, ese “plan B”, aunque a menudo no recurran a él.

En BENELUX, por su parte, casi la mitad de las solicitudes de eutanasia nunca llegan a concretarse. Muchas son rechazadas porque no cumplen los requisitos. En otras, la persona muere de forma natural mientras completa los procedimientos que exige la ley. Si esto también se cumple en España, se puede esperar que el número de solicitudes de eutanasias sea el doble que las que finalmente se lleven a cabo.

Un avance en las libertades

Como con cualquier nuevo derecho, harán falta varios años para saber cómo funciona le ley y en qué porcentaje de fallecimientos se estabiliza la eutanasia. La experiencia los países con eutanasia deja claro que la inmensa mayoría de la población muere de forma natural, pero que disponer de esa opción es un beneficio para esa misma mayoría. Aun así, los derechos civiles no se miden por el número de personas que los ejercen, sino porque suponen un avance en las libertades, en las opciones disponibles y en el respeto a la dignidad de todas las personas, evitando de una vez que se obligue a muchas personas a vivir en contra de su voluntad.

DMD se solidariza con Sean Davison, acusado de homicidio por acompañar a un amigo tetrapléjico durante su muerte voluntaria

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Sean Davison. Foto: Diaan Wiese

La Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) se solidariza con Sean Davison, detenido el 19 de septiembre en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y puesto en libertad unos días después bajo fianza, acusado de homicidio con premeditación.

Sean Davison, profesor de universidad, director de Dignity South Africa y actual presidente de la Federación Mundial de Asociaciones por una Muerte Digna (WFRtDS), acompañó en 2013 a su amigo Anrich Burger, un médico de urgencias que quedó tetrapléjico en un accidente en 2005, durante su muerte voluntaria.

Llama la atención que la policía haya detenido a Davison solo dos semanas después de la celebración del Congreso Mundial de la WFRtDS en Ciudad del Cabo. El arresto coincide también con un fuerte aumento de la demanda social de una regulación de la eutanasia en Sudáfrica y con el respaldo a la despenalización de la muerte asistida por parte de figuras públicas como el arzobispo y Premio Nobel de la Paz Desmond Tutú.

DMD comparte la lucha de DIGNITY SA, y de su presidente Sean Davison, por el reconocimiento del derecho de cada persona a decidir sobre su propia muerte. A lo largo de la historia, la conquista de derechos civiles no ha sido un camino fácil. Especialmente para los activistas cuyo compromiso personal con la libertad les ha llevado a asumir el riesgo de ser perseguidos y encarcelados.

En todas las sociedades desarrolladas hay una clara mayoría social a favor de que la muerte voluntaria, médicamente asistida, sea un derecho reconocido para toda la ciudadanía. Por desgracia, aunque la postura contrapuesta sea minoritarias, aún conserva una gran influencia. Criminalizar actos compasivos de acompañamiento o ayuda a morir no detendrá esta la lucha por la libertad y los derechos humanos.